La reciente controversia en torno a la libertad de expresión en México ha reavivado el debate sobre la censura en medios públicos. Un funcionario vinculado al PRI, ahora en Canal Once, está en el centro del escándalo.

Un caso de censura documentada

En 2021, tras las elecciones intermedias, ABC Radio canceló sin previo aviso varios programas, entre ellos “Desde el Piso 10” y “Poder Ciudadano”. Ambos espacios eran reconocidos por dar voz a comunicadores y personajes afines a la 4T.

Una carta firmada por Héctor David Sánchez Rodríguez comunicó la salida inmediata del aire. Él es ahora director de Administración y Finanzas de Canal Once, uno de los medios públicos más relevantes del país.

El mismo funcionario, según testimonios recopilados, amenazó a periodistas que se inclinaban a favor de la entonces jefa de gobierno Claudia Sheinbaum o de candidatos de Morena, y les advirtió que los sacaría del aire.

Contradicciones en la defensa de la libertad

Aunque la Presidenta Claudia Sheinbaum ha declarado públicamente estar a favor de la libertad de expresión —y se le ha visto celebrar con medios su cumpleaños—, la permanencia de este perfil en un medio público con sueldo equivalente al de ella genera dudas y críticas.

Sánchez Rodríguez fue también vocero del exgobernador priista Carlos Lozano de la Torre, y ha sido señalado por plagio y prácticas autoritarias en medios de comunicación. A pesar de estos antecedentes, hoy preside el Comité de Ética de Canal Once.

¿Neutralidad o estrategia?

Durante las recientes elecciones del Poder Judicial, varios asistentes vieron a Sánchez Rodríguez votar en el exclusivo Colegio Bosques de Aguascalientes, donde también saludó a figuras del PRI y PAN locales. Sus vínculos con el diputado federal Arturo Ávila —otro personaje de pasado priista— han levantado sospechas sobre su rol actual en la televisión pública.

Este caso expone un dilema profundo: si bien el discurso presidencial promueve la libertad de prensa, en los hechos, persisten figuras con historial de censura dirigiendo espacios clave en medios públicos.

La pregunta es inevitable: ¿puede haber una verdadera libertad de expresión cuando quienes han callado voces críticas ahora lideran los canales del Estado?